El sueño de la técnica, desplegado hacia la exploración del espacio sideral, ha motivado también un movimiento inverso: la apertura de un mundo subterráneo. Bajo la ciudad moderna se extiende un vasto entramado de galerías, túneles, tuberías, alcantarillas, suministros de luz, agua, gas, teléfono, redes de transportes y estaciones subterráneas, zonas de ocio y consumo… Una inmensa telaraña sobre la que se asienta, y de la que depende, la ciudad visible; un espacio funcional e imprescindible, pero también un ámbitosimbólico, una esfera oculta: el inconsciente de la ciudad.